Cruza el pasillo en la oscuridad. Son más de las doce, sus ojos casi están cerrados, su mente se divide entre su idea de dormir, tranquilo y feliz, y el sueño previo que tuvo, mientras dormitaba. Cruza rápido confiando en que no hay nada ruidoso en el suelo con lo que se pueda tropezar. Unas cuantas cosas más, lavarse los dientes, apagar la luz de su cuarto, apagar todo, dormir. Dormir, por fin.
Enciende la luz y comienza con su cepillo. El agua fría en su boca hace que sus ojos se abran. El espejo le dice algunas cosas, como a todos. «Ya estás viejo». «Tu cabello está asqueroso». «Deberías estar dormido». «Si vuelve a escribir, ¿Qué le vas a decir?». El espejo es un consejero que juega a ser traidor, puede reírse mientras ofrece una verdad que parece mentira que parece verdad. Qué le respondería si escribiera de nuevo? Casi estaba cayéndose de sueño. Cómo podría estar ella? Dormida, distanciada para estar tranquila, sin pensar demasiado, distante, alejada en su mente y en su cariño, todo lo que él era incapaz de hacer. Una enjuagada decente, agua goteando por la barba, alcohol sobre la pileta, luz apagada.
El pasillo tiene más tonos grisáceos que antes. Ahí está la pared, las hojas, la columna, las ventanas. En las ventanas está la luna acompañada de sus nubecitas. No se detiene, solo ralentiza un poco sus pasos, suficiente como para poner la vista por fin en esa noche nublada y un poco fría. «Va a llover». El presagio le agrada, la lluvia es buena para dormir acurrucado, para dormir triste o dormir con alguna nostalgia atravesada en el corazón. El ambiente se vuelve más pacífico, una ligera lluvia arregla todos los problemas, trae algo de paz. Pero el presagio está mal, no va a llover en realidad, no en los próximos dos o tres o seis meses, eso sí hace que se detenga de sus pasos un momento completo. Un poco más de nubes, un poco más de Luna. La Luna es una dama triste que oscurece todo en cada novilunio. Viene a su mente una serie de nombres, quizá alguna de ellas observa la luna en ese momento. O quizá no, ellas no acostumbran a mirar la Luna.
Escrito por EM