Es noche. Estoy resfriado, oficialmente. Sábado de una terrible flojera y sueño y calor o fiebre en mi cuerpo. Debo hacer muchas cosas, pero sinceramente no siento ese impulso para hacerlas ahora. Las pienso, eso sí, como uno de esos maniáticos, mi cabeza da vueltas y vueltas alrededor de un montón de ideas que no tienen conexión entre sí, o tal vez la tienen, aún no lo sé.
Ligero dolor en mi cabeza, resaca quizá de la noche pasada, un ajuste de cuentas existencial. Me duele ahora, si durmiera el dolor podría pasarse, por la tarde me eché unos minutos en la cama, pero solo eso. La lluvia me relajó, pero ahora hace calor y es todo un fastidio. Hago las cosas sencillas para pasar el sábado, veo una película, y en los intermedios muevo mis ojos por entre las cosas de mi cuarto, los libros que me falta leer, las decenas de libros, o los DVDs desparramados, la basura que está en el suelo y en mi mesa. Esa maldita resaca, hace que todo se sienta sucio, torpe, manchado.
Abro la puerta para que entre un poco de aire. Está lloviendo. Al menos uno o dos párrafos al día, al menos eso, para volver a este pequeño y ridículo camino, como un durazno mientras tanto, así para pasar el rato. Lluvia, eso es un poco de libertad, aire fresco y frío, toda una belleza. Tres párrafos, eso por hoy…